Cuando se pierde un partido por escaso margen y con desarrollo apretado como el partido disputado en San Ignacio las miradas siempre se posan en el árbitro.
Empezamos a rebobinar las acciones y sacamos algunas cosas en claro y podemos decir que Huracán no mereció perder por todo lo que hizo durante los 93” jugados.
Pero los encuentros no se merecen ganarlos, se ganan no importa por cuanto, puede ser 10 a 9, o ½ a cero.
El “Globo” no tuvo la claridad suficiente para embocar todas las situaciones creadas frente al seguro arquero Leonardo Careaga.
Por el contrario, Itatí aprovechó el momento justo y tuvo resto anímico para concretar este triunfo muy importante que lo deja en la cima de la tabla.
Lo que pasó, pasó no podemos borrarlo. Solo queda mencionar, la falta de criterio que demostró Orlando Maya el Juez del partido, quien en determinados momentos inclino aún mas la cancha, (con pronunciado desnivel este-oeste) hacia el arco de Víctor Giménez, sobre todo en el segundo tiempo.
Estuvo correcto cuando por una reacción infantil expulsó a Jorge Vera (quien aparenta un desgano futbolístico) a los 22” de la primera etapa.
Una de cal y varias de arena, hubo no menos tres jugadas descalificadoras de parte de algunos jugadores de Itatí que merecían como mínimo tarjetas amarillas y posterior roja por estar los involucrados amonestados.
No es justificativo por el resultado adverso, ni mucho menos, pero el hombre de Candelaria no tuvo la personalidad necesaria para manejar el partido y llevar correctamente el juego.
Tanto es así, que el primer gol de los de San Ignacio marcado por Federico Millan estaba viciado de nulidad, por cuanto el delantero pico un metro adelantado.
Itatí por el momento festeja, Huracán espera el fin de semana.
Y los árbitros como siempre, están lejos de aplicar el reglamento con equidad, como debe ser.